Como investigadora graduada, estudio las micorrizas ericoides (ErM fungi) y sus asociaciones con las plantas de arándano rojo.
Dado que Estados Unidos es el mayor productor mundial de arándanos rojos, y Wisconsin representa el 60% de la producción nacional, explorar prácticas de manejo alternativas que reduzcan el uso de fertilizantes y agua, al mismo tiempo que mantienen los rendimientos y la salud de las plantas, podría tener un impacto significativo en el bienestar de la tierra que habitamos y la comunidad agrícola. Las micorrizas ericoides (ErM fungi) son habitantes beneficiosas de las raíces que forman una relación simbiótica con las plantas de arándano rojo (y otras plantas ericáceas como el arándano azul, y los rododendros). Hay mucho por explorar sobre estos hongos y mi investigación abarca una amplia gama, investigando el potencial de estos simbiontes cosmopolitas para mejorar tanto la tolerancia al estrés por sequía como el acceso a nutrientes orgánicos fácilmente disponibles, es decir, la reducción de la irrigación y de los fertilizantes inorgánicos que se filtran en las cuencas hidrográficas. También nos interesa la biodiversidad comparativa de las comunidades fúngicas presentes dentro de las raíces de arándano rojo silvestre en comparación con las cultivadas. Entre estos proyectos en el laboratorio, en el invernadero y en el campo, esta investigación me ha brindado la oportunidad de aprender y crear más protocolos de los que jamás hubiera imaginado. Pero no empecé en el ámbito de las ciencias biológicas. Me gradué en lingüística y antropología, llevando acabo investigaciones en el contexto de la conversación, género y jerarquía institucional. A simple vista, estos campos pueden parecer no relacionados, pero la idea de interconexión sigue presente; todos existimos en una relación dinámica entre nosotros, ya seamos microbios y raíces o los científicos que los estudiamos. No podemos esperar tener éxito en el trabajo de conservación si no hacemos un esfuerzo por entender a las personas.